lunes, 22 de octubre de 2012

QUINTA DE SAN PEDRO ALEJANDRINO *









Por Héctor José Corredor Cuervo

Entre sombras de este parque fabuloso
camina siempre el alma del soñador
que se marchó a la eternidad orgulloso
de ser de América un Gran  Libertador.

La  ceiba,  los  tamarindos y el samán
lloran silentes la cruel  ingratitud
de  seres codiciosos que con afán
le minaron el sosiego  y la salud.

Envuelta con  la bandera está la cama
que le sirvió como su última morada
donde  nos dejó su valor y su fama
para proseguir su lumbre en la alborada.

Se fue a  la gloria…  como  potro sin brida
con pesadumbre por no lograr  la unión,
de partidos que despreciaron su vida
con torbellinos de envidia y de pasión.

Las palabras de su grandiosa  proclama
que  dejó en la posada del  chapetón,
hoy  retumban en la mente  y nos reclama
sembrar semillas de paz e integración.



*La Quinta de San Pedro Alejandrino es el lugar donde murió el libertador Simón Bolívar  en la cual nos dejó su última proclama.
Colombianos:
Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiáis de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.
Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales.
¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.”Hacienda de San Pedro, en Santa Marta, a 10 de diciembre de 1830.

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