domingo, 21 de octubre de 2012

A LA CIUDAD DE GARZÓN



Por Héctor José Corredor Cuervo

Bajo sombras de los árboles frondosos

está el paraíso de sin par belleza

construido por hombres que con entereza

fueron por su constancia los poderosos.



Allí se sienten las caricias de abuelos

que esperaban a los hijos en la puerta,

que cultivaban las semillas en la huerta

para ver que florecieran los anhelos.



Por caminos, avenidas y potreros

se ve correr el amor y la alegría

con unos seres que siembran día a día

la esperanza sin temor a guerrilleros.



En los lagos cristalinos y serenos

se ven crecer pececillos de prestancia

para dar el alimento en abundancia

como lo hiciera Jesús, El Nazareno.


¡Oh! ciudad de Garzón por Dios preferida

donde árboles en las vías se entrelazan

como señal de habitantes que se abrazan

para dar al forastero bienvenida.



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