lunes, 22 de octubre de 2012

LAGUNA DE IGUAQUE *




  


Por  Hector José Corredor Cuervo

Cerca de las estrellas, del sol, de la luna
arropada con mantos de brisa y neblina,
solitaria duerme la sagrada laguna
donde liban dioses el agua cristalina.

En  los espejos de su entraña se reflejan
bellas deidades con rostro de fantasía,
que con sagacidad  a visitantes  muestran
su sonrisa inmortal colmada de alegría.

De azulado firmamento cuelgan Xué y Chía
con mirada dulce y con fúlgida aureola,
para alumbrar al universo noche y día
mientras juegan alegres con tranquilas olas.

En los juncales se arrastran cual la serpiente
Bachué y  un niño,  como símbolo  de amor,
quienes colmaron el universo  de gente
y heradon  a los Muiscas  el gran esplendor.

En sus riberas  se recuesta Cuchaviva
con luminoso iris de múltiples colores,
el cual aminora el dolor de las heridas
transformadas por las lluvias en erosiones

De la  entraña  salen finos hilos de plata
que recorren solos las lúgubres pendientes
para saciar la sed de la tierra escarlata
que muere de sequía en todas sus vertientes

¡Oh! grandiosa Laguna Sagrada de  Iguaque!
templo de adoración  de noble raza muisca
yo quiero que  alumbre por siempre el sol del Zaque
y refleje  su  lumbre a un gran pueblo  altruista.


*Cuenta la leyenda  muisca que al principio de los tiempos Bachué o la Fecundidad, salió de la Laguna de Iguaque con un niño de tres años. Bajaron de la montaña a la llanura donde donde vivieron hasta que el niño se hizo mayor. Luego se casaron y como Bachué era muy fértil tuvieron numerosos hijos, los cuales fueron a los cuatro extremos del mundo y en todas las tierras que recorrieron dejaron descendencia.  Posteriormente cuando ya toda la tierra estaba poblada Bachué y su esposo regresaron a la  Laguna Sagrada y se convirtieron en serpiente.

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