Por Héctor José Corredor Cuervo
Tierra feraz de bravos luchadores
que dieron con su sangre libertad,
al pueblo encadenado con dolores
en sombras de terror y de crueldad.
En la sabana de sin par belleza
se oyen piafar centauros indomables,
que subieron al Ande con grandeza
para sanar
heridas incurables.
Son sus ríos las venas de la vida
que llevan en su entraña la ilusión,
de borrar las señales de la herida
que
dejara el tirano y el guasón.
Su viento vibra con notas de alegría
que dejan tras su paso trovadores,
que desean la paz sin agonía
para ver germinar las nuevas flores.
El sol en el oriente es más brillante
al
desplegar sus alas en la aurora,
invitando
al tozudo caminante
a conseguir el triunfo sin demora.
Por las noches, allá en el horizonte,
la luna se desnuda ante los ojos
y se esconde rojiza tras el monte
para ocultar al mundo sus antojos.
En los caños y verdes morichales
se oyen
trinos de las aves cantoras,
que alegran
la existencia a los mortales
cuando se ve la luz de las auroras.
Es su gente sencilla y transparente
como el aire que corre en la llanura,
la cual da aliento a todo ser viviente
para lograr los sueños con premura.
Casanare cuna de libertad,
de garzas , de toches y de turpiales.
Yo anhelo
que se palpe la hermandad
en la sabana y en los pajonales.
HERMOSO POEMA
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