lunes, 22 de octubre de 2012

EL LLANERO












EL LLANERO
    ( Canción )

 Por Héctor José Corredor Cuervo


Aquí comienzo a cantar
a los nativos del llano
sin querer intimidar
a un camarada extraño
que viene a turistear
sin pretender hacer daño.

El hombre de la sabana
se conoce por verraco
porque nunca se acobarda
ante el pendenciero nato
que llega a buscar camorra
a los vaqueros del hato.

Su rostro está cincelado
por la lluvia y por el sol
como el Adonis tallado
por un  famoso escultor
que por mi Dios es enviado
para lucir cual mejor.

Su nervio tiene gran temple
de hermosa raza bravía
y por su sangre recorre
honor, orgullo y bizarría
de centauros indomables
que tienen propia alegría.

Tiene su alma cristalina
cual agua de chaparrón
y en su corazón anida
sentimientos con pasión
hasta regalar la vida
cuando se tiene razón.

Sus manos encallecidas
por el rejo y por la azada,
nunca están adoloridas                           
al comenzar la alborada
cuando despierta la mirla,
la corocora y la garza.

En espalda siempre carga
los anhelos y esperanzas
de ver germinar semillas
en los surcos y en labranzas
donde lleguen avecillas
desde las horas tempranas.

Se la pasa en los corrales
aferrado al botalón
marcando los animales
o domando al cimarrón
que vive en  los pajonales
con el novillo capón.

En los caños y en los ríos
desgrana tiempo soñando
en cazar los chigüiros,
el bagre y el cachicamo
para alimentar los hijos
que viven en el barranco.

Bajo sombra de una ceiba
él prepara la mamona
que ha mantenido en la ceba
con apoyo de la patrona
para dar la bienvenida
en parrando y comilona

Como gran tesoro él guarda
los recuerdos de los viejos,
el arpa con las maracas,
el cuatro y los aparejos
para iniciar la parranda
con la luna y los luceros.

Jamás le teme a las fieras
ni al potrillo embejucado
que ataca con gran violencia
al forastero asustado
cuando este hace su presencia
en hato  o en el sembrado.

El buen llanero irrespeta                        
los mitos y los espantos,
tan sólo a mi Dios respeta
y a la creciente de caños
que inundan la gran llanura
y destierran los venados.

El llanero es heredero
del sol de la Libertad,
que alumbra todo el estero
con los lampos de hermandad
donde se da al visitante
el cariño y la amistad.

Y ya para terminar
con cariño verdadero,
es conveniente brindar
por el caballo cerrero,
por la forma de montar
y el orgullo del llanero.











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