Por Héctor José Corredor Cuervo
Como la quilla que intrépida se mete,
rompiendo olas en el imponente mar,
es la Guajira desértica y agreste
que se incrusta en el alma e invita a soñar
Su gran desierto enigmático y de embrujo,
con lindas tardes cubiertas de arrebol,
incita a humanos a vestir sin tapujo
y a vivir en paz bajo rayos del sol.
Sus playas son jardín del caracol sonoro
que origina el eco de las dianas marinas
y su entraña guarda el grandioso tesoro
bordado con carbón en blancas salinas.
Sus paisajes son fabulosos de riqueza
adornados con los flamencos rosados
que en las bandadas despliegan su belleza
y convidan a olvidar tiempos pasados.
Allí en esa tierra habita un pueblo fuerte
cargado de orgullo y de total franqueza,
que con valentía desafía la muerte
en medio del abandono y la tristeza.
Allí se oyen notas de música antigua,
en las danzas que a los muertos resucitan,
sobre las leyendas de urdimbres ambiguas
de grandes raptos que a la venganza incitan.
¡Oh Guajira hermosa, de aguas cristalinas!,
de cielos claros que van al infinito,
de mujeres bellas cual legión de ondinas
yo quisiera de esa tierra un pedacito.
algunas partes en el poema estaban sin insipiracion pero del
ResponderEliminarresto todo bien