jueves, 9 de julio de 2009

A LA GUAJIRA



Por Héctor José Corredor Cuervo


Como la quilla que intrépida se mete,
rompiendo olas en el imponente mar,
es la Guajira desértica y agreste
que se incrusta en el alma e invita a soñar

Su gran desierto enigmático y de embrujo,
con lindas tardes cubiertas de arrebol,
incita a humanos a vestir sin tapujo
y a vivir en paz bajo rayos del sol.

Sus playas son jardín del caracol sonoro
que origina el eco de las dianas marinas
y su entraña guarda el grandioso tesoro
bordado con carbón en blancas salinas.

Sus paisajes son fabulosos de riqueza
adornados con los flamencos rosados
que en las bandadas despliegan su belleza
y convidan a olvidar tiempos pasados.

Allí en esa tierra habita un pueblo fuerte
cargado de orgullo y de total franqueza,
que con valentía desafía la muerte
en medio del abandono y la tristeza.

Allí se oyen notas de música antigua,
en las danzas que a los muertos resucitan,
sobre las leyendas de urdimbres ambiguas
de grandes raptos que a la venganza incitan.

¡Oh Guajira hermosa, de aguas cristalinas!,
de cielos claros que van al infinito,
de mujeres bellas cual legión de ondinas
yo quisiera de esa tierra un pedacito.

1 comentario:

  1. algunas partes en el poema estaban sin insipiracion pero del






    resto todo bien

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