En el silencio sepulcral de las montañas
se sienten los gritos de una raza olvidada
que cultivaba el pacifismo en sus entrañas
con sentimientos de hermandad en la alborada.
Eran Muiscas, mansos, orfebres y alfareros
que adoraban el sol, la luna y las estrellas
sin sospechar de la crueldad de unos guerreros
que mancillaron
el honor de sus doncellas.
Allá en el rastrojo, donde comienza el monte,
aún se encuentran los rastros de las semillas
que nutrieron y dieron fuerza al mastodonte
para que transportara el oro en sus costillas.
En la montaña que rodea la laguna
se ve la herida entre un manto de neblina
la que abrieron para saquearle la fortuna
que se guardaba en
su entraña esmeraldina
En la arboleda de la laguna sagrada
se escucha el canto de las almas afligidas
que sufrieron
en la conquista la celada
de los
ambiciosos con mentes genocidas.
Por los caminos, en las trochas y en veredas
se encuentran huellas de los indios inmortales
que se no aceptaron su compra con monedas
ni la codicia de invasores criminales.
Hoy los ventarrones del desarrollo incitan
a permanecer de pie en esta tierra
arisca
y a unir fuerzas entre seres que la habitan
para mostrar valor
de la cultura Muisca.
Y en el embalse que rodea la comarca
es bueno revivir con pompa tradiciones
que en Guatavita se ofrecían al monarca
meditando en la grandeza de las regiones.
Paz, paz y
paz es de todos el gran legado
que dejaron nuestros nativos como herencia,
para que brille el sol por siempre en el collado
sin sombras de dolor, de angustia o de violencia.
17 de junio de 2013. Poema inspirado en las montañas
de Sesquilé y Guatavita llamada la
tierra El Dorado por los conquistadores donde aún se pasean las almas de los
muiscas clamando que no olvidemos la
riqueza cultural que nos dejaron.
muy bueno me gusta mucho
ResponderEliminaresta muy bonito nos muestra su cultura
ResponderEliminarEsta muy lindo ese poema☺♥
ResponderEliminarFascinante. Admirable trabajo.
ResponderEliminares muy lindo ☺♥
ResponderEliminarEs lindo
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