viernes, 2 de abril de 2010

A MI PUEBLO


Por Héctor José Corredor Cuervo

Pueblito de tejas rojas, con calles bien empedradas,
circundado de montañas y bañado por quebradas,
con jardines de mujeres con sus capullos en flor,
bajo cielos augurales que estimulan al amor.

En tus entrañas se guardan esas épocas doradas,
ese rasgar de los tiples con guabinas y tonadas,
los conciertos de las aves bajo un sol en esplendor,
el relincho de caballos y el sueño del labrador.

En tus aires aún se sienten las rosas perfumadas,
la fragancia de azahares que inundan la alborada,
el aroma de los nardos que esparcen un suave olor,
el bálsamo de la paz sin el odio y sin el rencor.

Por tus calles se pasean esos recuerdos tan bellos
del cariño de amigos, del tesón de los abuelos,
del temple de los mayores pletóricos del honor
que defendían al pueblo cuando sentían dolor.

Pueblito de mis recuerdos, pueblito de mis desvelos,
el retorno a tu campiña es el mayor de mis anhelos
para recorrer caminos sin el miedo y sin temor
gozando de la hermandad que nos dio nuestro Señor

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